Una sala llena de mesas de oficina. En cada una, un autónomo trabajando en su propia empresa. Sin paredes, muros ni biombos, innovando cara a cara. Con la posibilidad de usar
salas de reuniones, servicios de oficina y con la opción de participar en dinámicas de grupo y cursos para emprendedores. Esto es el 'coworking', una iniciativa con mucha fuerza en varias ciudades europeas que comienza a cobrar importancia en Zaragoza.
En lo que va de año, la Cámara de Comercio ha atendido a
550 zaragozanos interesados en montar su propia empresa, la mayor parte desempleados y con un presupuesto limitado. Quizás por esta razón, cada vez son más los interesados en alquilar una mesa en uno de los espacios destinados al 'coworking'.
La crisis ha hecho bajar los precios de alquiler de oficinas pero los servicios han subido. Si a los
350 euros al mes que cuesta la oficina más barata disponible ahora en el centro de Zaragoza, se le suma internet, teléfono, agua, luz, recogida de basuras
y demás servicios, el gasto se dispara.
El 'coworking' permite acotar el presupuesto a un gasto fijo todos los meses, además de resultar un original ambiente de oficina.
Una alternativa que fomenta el trabajo en red
"No es solo por la crisis, es verdad que te permite ajustar gastos pero
esta forma de trabajar favorece el trabajo en red y gracias a internet, esa es la nueva mentalidad", opina Belén Gimeno, arquitecta del estudio b+b arquitectura, e
l primer espacio destinado al 'coworking' en la capital aragonesa.
En esta planta baja de la céntrica calle del Refugio
almuerzan juntos todos los días emprendedores de diversas áreas y además, los jueves, celebran su '
hora de la tortilla', donde cada uno cuenta cómo evoluciona su proyecto e intercambian consejos.
"Intentamos montar un Hub en Zaragoza, (
un espacio de 'coworking' pero más ambicioso que ya está en Madrid y Barcelona), hablamos con el Ayuntamiento, pero como la cosa no salió y estábamos muy interesados, al final decidimos usar nuestro propio estudio", explica la arquitecta y añade: "Queríamos fomentar relaciones con emprendedores y autónomos de otros sectores porque nos parece muy enriquecedor".
Con un precio de
250 euros al mes por jornada completa y todos los servicios de oficina incluidos, en dos años han pasado por el estudio de b+b unos 15 emprendedores: "
La gente se suele quedar porque se crean sinergias y se desarrollan relaciones laborales entre los propios 'coworkers'", cuenta Belén.
Para Germinal, diseñador gráfico ocupante de una de las mesas de b+b, este es el momento de emprender y el 'coworking' la forma de hacerlo: "
Si consigues montar una empresa en plena recesión más difícil será que pueda caer en la siguiente vuelta de rosca", afirma convencido y añade: "Hay que ser optimista si no, todos a casita y a vivir a base de Valium". A Germinal, el 'coworking' le permite
"ahorrar costes" y conocer a otras personas en su situación "con
contactos en Zaragoza".
Una isla de optimismo
El céntrico estudio no es el único microuniverso de emprendedores en Zaragoza.
El Centro de Incubación Empresarial (CIEM), en el edificio 'Cero emisiones' de la avenida de la Autonomía es, según
Pilar Balet, "una pequeña isla de optimismo".
Esta profesional del sector de la comunicación social y las relaciones internacionales intenta sacar adelante su propia iniciativa empresarial y trabaja en ello desde hace dos meses en su mesa del CIEM: "
Necesitaba un lugar donde conocer gente que estuviese empezando, gente activa dispuesta a sacar proyectos de la nada más absoluta y a colaborar entre sí", cuenta esta joven de 30 años.
El CIEM, un proyecto municipal gestionado por una empresa privada, acoge a emprendedores dedicados a los sectores de la
comunicación, las nuevas tecnologías y la eficiencia energética. En un año que lleva en marcha el espacio de 'coworking' de este centro, han pasado unos 30 emprendedores por sus mesas pagando 94 euros al mes: "
Suele ser gente de entre 30 y 40 años, que llevan unos meses desarrollando su modelo de negocio y que no quieren quedarse en casa porque así se obligan a trabajar y a conocer colaboradores o futuros socios", explica Julia Julve, coordinadora del CIEM.
"La empresa en la que trabajaba quebró y vi que lo más lógico, dada mi edad y situación económica, era establecerme por mi cuenta", relata
José Antonio Casacau, un experto en financiación europea de 42 años que lucha por sacar adelante un proyecto de eficiencia energética.
Acceso 24 horas
Los 'coworkers' tienen a
cceso ilimitado al centro, las 24 horas del día, y pueden participar en distintas
dinámicas de grupo. "Los autónomos no podemos fijarnos un horario de trabajo, como máximo podemos proponernos dormir 8 horas", bromea
Alfredo Elías, consultor empresarial de 31 años.
Este argentino licenciado en ADE ha alquilado una mesa junto a
Juan Camón (34) vinculado al mundo de la economía social y profesor asociado de la Universidad. Juntos, y rodeados de otros emprendores de diversas áreas, intentan hacer crecer su proyecto, Ceibo.
"Íbamos buscando un despacho y llegamos aquí por casualidad. Resulta que al final el 'coworking' es lo mejor que le ha pasado a nuestra empresa", relata Alfredo. "
Este espacio ha acelerado mucho todo el proceso gracias a la colaboración con los otros 'coworkers'", explica Juan.
"Tenía dos opciones: irme de España o desarrollar mi idea"
Por regla general, los usuarios de estos novedosos espacios son personas que, tras haber trabajado para otras empresas que
se vieron afectadas por la crisis, han decidido emprender sus propios proyectos: "Cuando me quedé en el paro tenía dos opciones: irme de España o desarrollar mi idea", cuenta
Chema Amate, licenciado en económicas y ocupante de una mesa en el espacio 'coworking': "
En casa tienes 1.000 distracciones y si te metes en tu oficina te sumerges en tu mundo y no captas ideas, aquí surgen sinergias", añade el promotor de la plataforma web y móvil 'Whataffair!'.
Además, los emprendedores tienen a su disposición
varias salas de reuniones y adaptadas para dinámicas de grupo para atender a clientes y proveedores: "Lo ven como un espacio de creatividad, les llama la atención y les gusta mucho", concluye
Jesús India, que desde enero desarrolla su propio negocio de márquetin móvil y digital (Enredados marketing).